sábado, 10 de enero de 2015

El estallido de una burbuja anunciada

Ya han pasado algunas semanas desde que el precio del barril de petroleo se desplomó (de 80$ a mediados del mes de octubre 2014 a poco más de 48$ hoy). Las consecuencias de este desplome no son únicas, y posiblemente se deba a tres factores combinados: el primero es un empeoramiento de la economía mundial, en especial influidas por las perspectivas menor crecimiento de China o estancamiento y/o decrecimiento en parte de Europa o de Brasil, que conlleva una menor demanda de crudo; un segundo factor es la sobreproducción de petroleo por el empleo de técnicas no convencionales como es la fractura hidráulica o fracking y un tercer factor el geopolítico: Arabia Sauita había perdido peso político y económico debido a que los EEUU estaba a punto de conseguir una supuesta independencia energética gracias a la extracción masiva de gas y petroleo mediante la fractura hidráulica, (producían casi el 80% del petroleo que necesitan) por lo que Arabia ha decidido hundir el precio del barril de petroleo, negándose a disminuir la producción de su crudo convencional, más barato de extraer, con el objeto de volver a ganar el poder perdido.

Somos muchos los colectivos que desde hace años llevamos denunciando que el fracking no sólo es un peligro para la salud de las personas, para el medioambiente y que conlleva la ocupación y destrucción del terreno sino que además es una gran burbuja financiera especulativa similar a la inmobiliaria que actualmente aún pagamos sus consecuencias. Una burbuja basada en una economía especulativa, tan típica de este periodo del capitalismo, que ha priorizando el dinero fácil a corto plazo y vez de rentabilidades a largo, esperando infructuosamente, cada vez un menor coste de extracción y un aumento paulatino de los precios del gas y del petroleo. Y ¿cómo se ha gestado esta burbuja económica? La explicación es sencilla, la productividad de un pozo explotado por fracking disminuye hasta cerca del 80% en menos de un año, por lo que las empresas para poder mantener la producción necesitan perforar cada vez más y más pozos por lo que recurren a bancos para que financien su actividad, el resultado: empresas altamente apalancadas y entidades financieras atrapadas con cientos de créditos de difícil cobro.

Hoy 10 de enero, nadie ya habla de la “revolución de fracking” sino de la primera empresa que ha caído produciendo la primera fisura grave en la burbuja especulativa y del crash que se nos viene encima. Hoy, la WBH Energy ha declarado la bancarrota y desgraciadamente no será la última en caer. Se estima que con los precios actuales del barril de petroleo, el 97% de los pozos operados mediante fracking ya trabajan en pérdidas y los primeros cálculos realizados arrojan que se puede llevar a perder, tan sólo en el estado de Texas más de 128.000 puestos de trabajo. Con el precio del barril por debajo de 60$ la técnica del fracking es deficitaria económicamente e inviable para la mayoría de los pozos por lo que la ruina es inevitable si se mantienen estos precios del crudo.


Y España no es ajena a esta burbuja a la que el ministro Soria nos intenta subir a toda costa. Y para ello ha dado el pistoletazo de salida con los trámites parlamentarios para modificar la Ley del Sector de Hidrocarburos que pretende dar mayor seguridad legal al fracking. De la misma forma que la reforma de la Ley del Suelo orquestada por Aznar fue el despegue de la burbuja inmobiliaria, la reforma de la Ley de Hidrocarburos puede lanzar una nueva burbuja especulativa y letal.

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