Ya han pasado algunas semanas desde que
el precio del barril de petroleo se desplomó (de 80$ a mediados del mes de octubre 2014 a poco más de 48$ hoy). Las consecuencias de este
desplome no son únicas, y posiblemente se deba a tres factores combinados: el
primero es un empeoramiento de la economía mundial, en especial
influidas por las perspectivas menor crecimiento de China o
estancamiento y/o decrecimiento en parte de Europa o de Brasil, que
conlleva una menor demanda de crudo; un segundo factor es la
sobreproducción de petroleo por el empleo de técnicas no
convencionales como es la fractura hidráulica o fracking y un tercer
factor el geopolítico: Arabia Sauita había perdido peso político y
económico debido a que los EEUU estaba a punto de conseguir una
supuesta independencia energética gracias a la extracción masiva de
gas y petroleo mediante la fractura hidráulica, (producían casi el
80% del petroleo que necesitan) por lo que Arabia ha decidido hundir el
precio del barril de petroleo, negándose a disminuir la producción
de su crudo convencional, más barato de extraer, con el objeto de
volver a ganar el poder perdido.
Somos muchos los colectivos que desde
hace años llevamos denunciando que el fracking no sólo es un
peligro para la salud de las personas, para el medioambiente y que
conlleva la ocupación y destrucción del terreno sino que además es
una gran burbuja financiera especulativa similar a la inmobiliaria
que actualmente aún pagamos sus consecuencias. Una burbuja basada en
una economía especulativa, tan típica de este periodo del capitalismo, que ha priorizando el dinero fácil a corto
plazo y vez de rentabilidades a largo, esperando infructuosamente,
cada vez un menor coste de extracción y un aumento paulatino de los
precios del gas y del petroleo. Y ¿cómo se ha gestado esta burbuja
económica? La explicación es sencilla, la productividad de un pozo
explotado por fracking disminuye hasta cerca del 80% en menos de un
año, por lo que las empresas para poder mantener la producción
necesitan perforar cada vez más y más pozos por lo que recurren a
bancos para que financien su actividad, el resultado: empresas
altamente apalancadas y entidades financieras atrapadas con cientos de créditos de
difícil cobro.
Hoy 10 de enero, nadie ya habla de la
“revolución de fracking” sino de la primera empresa que ha caído produciendo la primera fisura grave en la burbuja especulativa y del crash que se
nos viene encima. Hoy, la WBH Energy ha declarado la bancarrota y
desgraciadamente no será la última en caer. Se estima que con los
precios actuales del barril de petroleo, el 97% de los pozos operados
mediante fracking ya trabajan en pérdidas y los primeros cálculos realizados arrojan que se puede llevar a perder, tan sólo en el
estado de Texas más de 128.000 puestos de trabajo. Con el precio del
barril por debajo de 60$ la técnica del fracking es deficitaria
económicamente e inviable para la mayoría de los pozos por lo que la ruina es
inevitable si se mantienen estos precios del crudo.
Y España no es ajena a esta burbuja a
la que el ministro Soria nos intenta subir a toda costa. Y para ello
ha dado el pistoletazo de salida con los trámites parlamentarios para modificar la
Ley del Sector de Hidrocarburos que pretende dar mayor seguridad
legal al fracking. De la misma forma que la reforma de la Ley del
Suelo orquestada por Aznar fue el despegue de la burbuja
inmobiliaria, la reforma de la Ley de Hidrocarburos puede lanzar una
nueva burbuja especulativa y letal.
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